jueves, 9 de abril de 2009

Capitulo II: La Nueva Era

I

Keith desperto sumergido en un mar de confusión, tomo aire para compensar la falta de aliento por la que pasaba. Lo último que recordaba era haber abandonado la comodidad de su chevy para abordar el avión que lo llevaria a chernóbil para completar un trabajo.

Las últimas veinticuatro horas pasaban fugazmente de un lado a otro dentro de su mente, intentando acomodarse de una forma legible. En primer lugar necesitaba hacer cuenta del lugar en el que se encontraba, un cuarto iluminado por una bombilla convencional, articulos de limpieza regados por el piso, algunas escobas y trapeadores recargados sobre la pared, una repisa llena de alimentos enlatados y finalmente el catre donde se encontraba recostado. El cuarto era relativamente pequeño, por lo que supuso seria el refugio de un velador o tal vez algún conserje.

La cabeza aun le daba vueltas y tenia un dolor intermitente en algun punto en su craneo. Aun intenando recobrar su tren de pensamiento fue cuando cayo en cuenta del horror que habia estado todo el tiempo junto a el.

Un rastro de sangre iba desde una silla arrinconada en el ala noreste del cuarto hasta la unica puerta con la que contaba aquella habitación. Pero no eran solo algunas gotas de ese precioso liquido vital, no señor, era algo mas como si un perro con el vientre gravemente herido se hubiera arrastrado hasta la puerta con sus ultimas fuerzas. Pero el sabia bien que ese rio carmesi casi seco no provenia de ningún animal que anduviera en cuatro patas.

El miedo comenzo a llenarle cada centimetro de su cuerpo y su cabeza giraba mas y mas rapido. La nausea que sentia seguia acumulandose en la boca de su estomago. Todo comenzo a tornarse borroso y su mundo iba en picada, lo ultimo que vio con su poca conciencia, fue entrar a lo que parecia un oficial o guardia de seguridad con la pierna izquierda unida al cuerpo por obra y gracia de Dios, con un aspecto tan terrible que hubiera estremecido a cualquier medico y en su pecho llevaba una placa, posiblemente su nombre, todo se tornaba oscuro. Apenas podia leer lo que decia. Lo unico que logro identificar fueron letras separadas por un abismo de su conciencia que le dictaba: S....dy. Y.r...av

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